La ciudad de Nueva York enfrenta “una crisis humanitaria sin precedentes”.
En octubre del año pasado, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, declaró el estado de emergencia cuando los refugios empezaron a llenarse por la gran cantidad de migrantes que, en su mayoría tras cruzar la frontera en Texas o Arizona, llegaban en autobuses a Nueva York.
Históricamente, la ciudad de Nueva York siempre fue un faro para los migrantes. Y así lo muestra su símbolo emblema: la Estatua de la Libertad.
La estatua dio la bienvenida en el siglo XIX a miles de migrantes de varios continentes que buscaron en la ciudad estadounidense su nuevo hogar.
Pero esta nueva ola de migrantes que cruzan la frontera sur de Estados Unidos está poniendo a prueba su reputación de la “ciudad santuario“: las autoridades locales se rehúsan a hacer cumplir las duras políticas de migración del gobierno federal.
Y es que por ley, Nueva York debe darle refugio a cualquiera que lo solicite.
Nueva York ha recibido más de 65.000 inmigrantes desde el pasado agosto y más de 30.000 están en refugios a los que se les da además alimentos y diversos servicios, lo que ha creado una crisis humanitaria y económica.
Se espera que aumente la oleada de inmigrantes a la ciudad tras llegar a su fin el Título 42 puesto en marcha bajo la pandemia y que permitía la expulsión en caliente por razones sanitarias de inmigrantes que cruzaran la frontera sin documentos.
Tras el anuncio la semana pasada del alcalde de Nueva York, Eric Adams, de que la ciudad trasladará temporalmente en autobús a algunos migrantes a hoteles de condados cercanos, las autoridades de los condados de Orange y Rockland presentaron demandas judiciales para intentar detener el plan, incluso cuando ya han llegado algunos migrantes.
La ciudad ha tenido que abrir más de 140 refugios de emergencia y ocho centros de ayuda humanitaria, al que se sumará el del hotel Roosevelt. Adams ha pedido ayuda económica federal, que hasta ahora no ha logrado.
“Necesitamos que el gobierno federal dé un paso adelante, pero hasta que lo haga, necesitamos que otros funcionarios electos de todo el estado y del país hagan su parte. Ahora mismo, estamos pidiendo al condado de Orange que gestione menos de ¼ del 1% de los solicitantes de asilo que han llegado a la ciudad de Nueva York, con Nueva York pagando el alojamiento, la comida y los servicios. Estamos revisando nuestras opciones legales”. declaró el viernes el portavoz Fabien Levy en un comunicado.